Tratamiento para niños y adolescentes



TRATAMIENTO PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES


La psiquiatría infantil es la rama de la psiquiatría que está especializada en el estudio, diagnóstico, tratamiento y prevención de los trastornos psicopatológicos de los niños, los adolescentes y sus familias.


¿CUÁNDO ACUDIR A UN PSIQUIATRA INFANTIL?

Cuando el comportamiento, la forma de relacionarse del niño o su capacidad de aprendizaje no es como la de otros niños de su misma edad. Cambios emocionales y de conducta pueden ser el inicio de problemas mentales que requieran de ayuda profesional.

Los niños y adolescentes, presentan problemas psiquiátricos similares a los que aparecen en adultos, pero se expresan de forma distinta, dificultando esto en ocasiones su detección precoz. Por eso es importante estar atentos y acudir a solicitar valoración profesional lo antes posible.


¿QUÉ PROBLEMAS TRATA UN PSIQUIATRA INFANTIL?

Los principales problemas relacionados con la psiquiatría infantil y la psicología clínica infanto-juvenil que se tratan en la Clínica Mentsalud, en nuestro servicio de psicología infantil en Murcia son los siguientes:

EQUIPO MULTIDISCIPLINAR NEUROLOGÍA, PSICOLOGÍA y PSIQUIATRÍA EN MURCIA:

TRATAMIENTO PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES

La psiquiatría infantil es la rama de la psiquiatría que está especializada en el estudio, diagnóstico, tratamiento y prevención de los trastornos psicopatológicos de los niños, los adolescentes y sus familias.

¿QUÉ PROBLEMAS TRATA UN PSIQUIATRA INFANTIL?

A continuación vamos a realizar un pequeño resumen de los principales problemas que trata un psiquiatra infantil en Murcia:

Trastornos generalizados del desarrollo:

Los trastornos generalizados del desarrollo o trastornos de espectro autista son un conjunto de trastornos que se caracterizan por retrasos y alteraciones cualitativas en el desarrollo de las áreas sociales, de comunicación (lenguaje) y cognitivas, además se acompañan de un repertorio de conductas que son repetitivas y estereotipadas, además de unos intereses y actividades restrictivas y particulares.

Uno de ellos es el autismo, donde el niño puede ser muy sensible a cualquier estímulo (por ejemplo, a llevar determinada ropa porque le molesta en la piel), enfadarse mucho cuando hay un cambio en su rutina, repetir movimientos corporales de forma incesante, ser incapaz de iniciar o mantener una conversación, usar gestos en lugar de palabras o incluso no desarrollar ningún tipo de lenguaje. Puede no ajustar la mirada para observar objetos que otros están mirando, hablar de él en tercera persona (“quiere agua” en lugar de “quiero agua”), no participa en juegos con otros niños, no responde a las sonrisas de los demás y evita el contacto visual, trata a las personas como objetos, prefiere estar solo, no se sobresalta ante ruidos fuertes, sin embargo, ruidos normales (por ejemplo, el ruido del secador de pelo) le pueden parecer incluso dolorosos, el contacto físico le puede resultar abrumador, explora objetos con la boca, no imita acciones de otros, no realiza juego simbólico o imaginativo, sino que más bien su juego es ritualista y solitario, se interesa por un solo tema, su periodo de atención es breve, es hiperactivo o demasiado pasivo, puede ser agresivo con otras personas o autoagredirse incluso, etc. Aunque el autismo infantil no tiene cura hoy día, los tratamientos farmacológicos ayudan a mejorar sus síntomas.

Los niños con Síndrome de Asperger suelen tener dificultades para las relaciones sociales, suelen ser ingenuos, sin conciencia de los sentimientos e intenciones de los demás, con marcados problemas para iniciar y mantener conversaciones, se alteran ante cambios en sus rutinas, presentan una compresión del lenguaje muy literal, con dificultad para entender bromas, o expresiones con doble sentido, además suelen tener fijación por un tema del que pueden llegar a ser auténticos expertos y son más bien torpes a nivel motor. El programa de tratamiento ideal para estos niños es siempre individualizado.

Con tratamiento psicológico se abordan las dificultades en sus habilidades de comunicación, sus rutinas obsesivas y repetitivas, así como sus síntomas ansiosos. Este programa de tratamiento debe incluir siempre a los padres, para capacitarlos y apoyarlos enseñándoles técnicas de manejo de conducta en casa. No es raro que en estos niños coexistan enfermedades como depresión y ansiedad, por lo que la medicación farmacológica puede ser un excelente aliado en la mejora de la situación clínica del niño o adolescente.

Depresión infantil:

Esta enfermedad en la infancia, se caracteriza por un ánimo irritable, rabietas frecuentes, agresividad ocasional, tristeza o episodios de llanto frecuentes. Aparece un menor interés por hacer actividades que antes le apetecían o para divertirse en actividades que previamente le gustaban, quejas frecuentes de estar aburrido, cansado, tendencia al aislamiento social o falta de comunicación, autoestima baja, muy sensible al rechazo o a poder ser criticado, quejas de dolores físicos que no se explican por causa médica (dolor de cabeza o de estómago, mareos, nauseas).

Problemas de concentración, cambios en el apetito y en el sueño, disminución del rendimiento escolar, etc. La depresión es una enfermedad tratable con fármacos y/o psicoterapia.

Hiperactividad y déficit atencionales:

Los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad son falta de atención, hiperactividad e impulsividad. Es habitual que sean niños que presenten dificultad para mantener la atención en distintas actividades, cometen errores por descuido, tienden a dejar tareas inacabadas o inician tareas sin previamente haber escuchado todas las indicaciones, evitan actividades que les suponen esfuerzo mental, a veces parece que no escuchan, se distraen con facilidad, pierden cosas, están siempre en movimiento, hablan en exceso, son más bien ruidosos, responden de forma impulsiva sin pensar, interrumpen conversaciones y juegos, les cuesta esperar su turno, etc. En ocasiones, si sólo presentan inatención, sin hiperactividad, este se diagnostica a mayor edad cuando empieza a haber fracaso escolar en el niño.

El tratamiento del TDAH en niños y adolescentes mejora los síntomas y minimiza la posibilidad de aparición de otros trastornos asociados. En niños y adolescentes con una repercusión moderada o grave en su vida diaria se recomienda el tratamiento combinado, que incluye tratamiento psicológico conductual, farmacológico e intervención psicopedagógica en el colegio. De este modo, con la medicación se consiguen efectos inmediatos en los síntomas del TDAH, y esto ayuda a que se potencien los efectos a largo plazo del desarrollo de estrategias y habilidades conductuales y cognitivas que se trabajan con tratamiento psicológico.

Miedos, fobias y ansiedades específicas:

Las fobias son miedos persistentes a un estímulo concreto, bien sea un objeto o una situación y que suponen un intenso malestar para el niño y una clara limitación para poder realizar una vida normal.

  • El miedo a la oscuridad aparece en uno de cada tres niños de entre tres y seis años de edad, es un temor evolutivo, que forma parte de los miedos infantiles habituales y que es normal que aparezca en el desarrollo del niño, pero si se extiende más allá de esta edad y no se toman las medidas oportunas para que el niño supere este miedo, se puede convertir en una fobia (fobia a la oscuridad).
  • Es frecuente también en los niños el miedo a los ruidos fuertes, que es otro miedo evolutivo y normal entre los dos y los seis años de edad. Si conforme el niño crece la intensidad de su miedo permanece igual o se incrementa, habrá que tenerlo en cuenta para ayudarle. Ante cualquier miedo que presenten los niños, hay que observar si su respuesta es desproporcionada en relación al estímulo (por ejemplo, una respuesta apropiada sería tenerle miedo a los tigres o a los tiburones porque son realmente peligrosos para el ser humano, pero cuando se reacciona del mismo modo ante un perro, podríamos hablar de fobia animal). También es muy importante observar si la respuesta del niño le causa malestar, preocupación, nauseas, pesadillas, llantos rabietas, etc, ya que todo esto repercute negativamente en su desarrollo personal día a día, así como en la vida familiar y en su desarrollo social. Hay niños que sienten verdadero temor por ir a clase, es lo que se conoce como fobia escolar. Cuando este miedo aparece no sólo ante la situación de ir al colegio, sino ante cualquier circunstancia que implique para el niño la separación de sus figuras de apego (madre, padre, abuela), aparece lo que se llama ansiedad de separación. En niños mayores y adolescentes, puede aparecer una elevada ansiedad ante los exámenes que incluso tenga como consecuencia un menor rendimiento académico del esperable en relación a su esfuerzo y capacidad. Los tratamientos psicológicos para este tipo de fobias específicas gozan de gran eficacia en la eliminación del trastorno y en  algunos casos  conviene  asociar tratamiento farmacológico para evitar la elevada ansiedad.

Mutismo selectivo

Este consiste en una incapacidad persistente para hablar en situaciones sociales específicas en las que se espera que el niño hable (por ejemplo, en el colegio) a pesar de hablar en otras situaciones. Este problema interfiere en el desarrollo del niño. Este es un problema de naturaleza ansiógena, por tanto, se aborda desde Psiquiatría y Psicología Clínica.

Obsesiones y manías:

Las obsesiones son ideas o pensamientos repetitivos, desagradables y no deseados que aparecen de forma incontrolable y reiterada en la mente del niño, provocándole un temor intenso y persistente así como una elevada ansiedad. Las manías pueden haber sido costumbres o conductas que el niño repetía con frecuencia y que en una etapa evolutiva concreta le ayudaron a controlar algunos acontecimientos externos, pero que a medida que ha ido creciendo sigue haciéndolas y dedica a ellas demasiado tiempo, de modo que interfieren en su vida diaria. Por ejemplo, son frecuentes el lavado de manos, la preocupación por coger enfermedades, el coleccionismo, exceso de orden, conductas repetitivas para acostarse o vestirse, etc.

Además, cuando se les indica que no las hagan o se les impide llevarlas a cabo, sufren una ansiedad intensa, que pueden expresar mediante el llanto, con conductas agresivas, gritos, tirones de pelo, etc. El tratamiento se centra en técnicas cognitivo conductuales de exposición y prevención de respuesta para la ansiedad y fármacos antidepresivos.

Tics:

Son repentinos movimientos (tics motores) o sonidos (tics vocales o fonatorios) repetidos y rápidos. Son involuntarios (el niño no puede controlarlos), aunque sí que puede suprimirlos parcialmente en algunos momentos. Los tics nerviosos son relativamente frecuentes en los niños en la etapa escolar, sobre todo en niños más bien tímidos.

Aunque la mayoría de los tics nerviosos remiten espontáneamente hacia la adolescencia sin requerir tratamiento alguno, es aconsejable pensar en una valoración profesional cuando estos persisten durante más de un año, cuando estén haciendo sufrir al niño, a la familia o cuando éstos interfieran en su rendimiento escolar, relaciones sociales o familiares.

Problemas de habilidades sociales:

Tener unas adecuadas habilidades sociales, permite al niño desenvolverse de forma eficaz con sus compañeros, amigos, profesores, familiares, etc. Estas habilidades no son innatas, sino que se adquieren a través del aprendizaje. Están relacionadas con el autoconcepto y la autoestima. Hay niños que por su forma de ser o por determinadas situaciones vividas, presentan dificultad en el desarrollo de las mismas. Es importante ayudarles a desarrollarlas ya que van a ser cruciales en su actual y futuro desempeño social, lo que repercutirá en su bienestar personal.

Trastornos relacionados con traumas y factores de estrés:

El abuso infantil, presenciar escenas violentas o el abandono en los niños son posibles acontecimientos que pueden generar una vivencia dolorosa que impacte en el equilibrio emocional del niño o adolescente, tanto en el momento actual como en su vida futura. Algunos de los síntomas que pueden aparecer tras un trauma infantil son: cambios en su comportamiento, pesadillas, tendencia al aislamiento social en general o reticencias a acercarse a alguien en concreto, disminución del rendimiento escolar, necesidad de pasar desapercibido o de llamar constantemente la atención, etc. En definitiva, cualquier cambio o alteración en el comportamiento habitual de un niño puede ser una señal de alarma.

Trastornos de conducta (desobediencia, rabietas):

Los trastornos de conducta en niños y adolescentes pueden incluir desde episodios de desobediencia hasta mostrar un comportamiento cruel o agresivo hacia otras personas o animales. Lo más importante es encontrar la causa para poder por un lado, dar las orientaciones oportunas a los padres para que desaparezcan, así como poder trabajarla con el niño. Cuando los casos son más graves y hemos llegado a la adolescencia es necesario un tratamiento integral implicando siempre a las figuras parentales y trabajar igualmente con el adolescente.

¿POR QUÉ VENIR A MENTSALUD?

En nuestra clínica ofrecemos evaluación, diagnóstico y tratamiento para niños y adolescentes con todos estos problemas.

Atendemos al niño y su familia de manera integral. La entrevista y evaluación inicial es fundamental para poder intervenir de cara a la recuperación del niño o adolescente.

El objetivo es mejorar no sólo la situación clínica del menor, sino su relación con su entorno familiar, escolar y social.

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