¿Es posible ser amigo o amiga de nuestra ex pareja? Como casi siempre, esta pregunta tiene decenas de acepciones y respuestas posibles, aunque nos remitiremos a la más obvia y representativa: depende. Factores como las circunstancias en las que haya terminado la relación, el tiempo que haya durado, las dificultades que la pareja haya atravesado, entre otros muchos, pueden determinar la respuesta a esta pregunta. Pero, casi en cualquier caso, los psicólogos solemos recomendar un tiempo de contacto cero. Vamos a profundizar un poco más en este artículo sobre esta cuestión.
Algunas relaciones de pareja se caracterizan por dinámicas muy complejas en las que alguna de las dos partes (o más) perciben un cierto desequilibrio emocional difícil de gestionar. Un ejemplo claro suele ser la relación en la que una de las partes actúa desde el apego ansioso y la otra parte desde el apego evitativo. Si bien estas relaciones no suelen ser satisfactorias en sí mismas (o al menos, no de la misma manera para las dos personas), pueden generar un proceso adictivo y obsesivo que es difícil aprender a reconocer, mucho menos salir de él.
Por eso si se produce una ruptura en este caso, no será aconsejable que las dos personas mantengan un contacto cordial inmediatamente después de haber salido de esta relación, ya que sería muy fácil retomar las antiguas dinámicas y perpetuar estos bucles obsesivos para ambas partes. Se trata de un ejemplo claro en el que el distanciamiento y anular todo medio de comunicación con la otra persona ayudará a la reconstrucción del self.
El contacto cero favorece el autoconocimiento, poder salir de dinámicas dañinas, trabajar en nuestra resiliencia y hacer un balance más claro de la situación. Evidentemente, no todas las parejas pueden optar por el contacto cero de una forma tan simple. Hablamos, por supuesto, de aquellas parejas que tienen hijos en común u otro tipo de responsabilidades. Si la ruptura en estos casos ha sido traumática también aconsejamos la limitación del contacto salvo en lo referente a los hijos, potenciando que la persona se refugie en su red de apoyo sociofamiliar en los momentos en los que lo necesite, en aras de facilitar ese distanciamiento necesario.
Este artículo ha sido redactado, revisado y publicado por nuestra psicóloga Ana Sánchez, de MentSalud.