En este artículo hablamos sobre cómo manejar la ansiedad. Vamos a comprender qué es la ansiedad, cuándo comienza a ser desaptativa y qué podemos hacer para gestionarla.
Muchas personas creen que la ansiedad es siempre un problema que ha de ser resuelto, un indicador de un fallo en nuestro funcionamiento. Pero no es así. La ansiedad es universal: todos la experimentamos con más o menos frecuencia. De hecho, seguro que los siguientes síntomas te resultan en cierta medida familiares.
Todos experimentamos estos síntomas a lo largo de nuestra vida, aunque hay personas que los experimentan con más intensidad y frecuencia que otras. Por lo desagradables y molestos que a veces resultan, pueden llegar a asustarnos, pero es importante tener en cuenta que son sólo una señal de alarma de nuestro organismo. Aunque nos pueda resultar difícil creerlo, la ansiedad tiene una función adaptativa.
La ansiedad es un mecanismo de activación corporal. Nos ayuda a mejorar nuestro rendimiento en situaciones en las que conviene que estemos activos y alerta, lo cual es adaptativo y mejora nuestra capacidad de anticipación y de respuesta. Está relacionada con el miedo, y por ello se activa especialmente ante situaciones que consideramos amenazantes. Sirve para movilizarnos y predisponernos a la acción. Nos empuja a tomar medidas para adaptarnos a nuestro entorno. Sin embargo, a veces, en lugar de ayudar, dificulta.
La ansiedad deja de sernos útil en el momento en que los síntomas empiezan a ser demasiado intensos, demasiado frecuentes o demasiado prolongados. La ansiedad nos ayuda a movilizarnos siempre que los síntomas no superen cierto nivel, a partir del cual empiezan a suponer una molestia en lo que a nuestro bienestar se refiere. Y en esas ocasiones en las que los síntomas no nos ayudan a adaptarnos sino que nos dificultan la vida, es cuando debemos tomar medidas al respecto.
¿Cómo manejar la ansiedad? Son muchas las maneras en las que podemos mejorar nuestra gestión de la ansiedad. Las más utilizadas son:
Es importante, de cara a no dejarnos dominar por la ansiedad, aprender a respirar adecuadamente. Se trata de inspirar y espirar lentamente, procurando que el aire descienda suavemente hasta nuestros pulmones, prestando atención a cómo nuestra tripa se infla y se desinfla. Esto, que puede parecer demasiado simple, es de vital importancia en situaciones en las que la ansiedad toma el control de nuestro cuerpo.
La ansiedad se encuentra íntimamente relacionada con el estrés. Es por ello que resulta fundamental planificar nuestra vida para optimizar nuestro tiempo de estudio o trabajo y dejar hueco al ocio y al descanso.
Otro aspecto de vital relevancia es nuestro estilo de vida. El deporte, una correcta alimentación y unas relaciones sociales saludables pueden hacer mucho por nosotros en lo que a nuestro bienestar psicológico se refiere.
El manejo de nuestros pensamientos es una pieza clave en la maquinaria de la ansiedad. Muchas veces sentimos ansiedad porque nos dejamos llevar por pensamientos intrusivos, pensamientos molestos que entran en nuestra mente sin permiso y nos hacen preocuparnos en exceso por determinadas cuestiones, dificultando así que podamos afrontarlas de manera eficaz.
Dicho esto, hemos de tener claro que lo realmente determinante no es controlar la ansiedad cada vez que esta aparezca en su forma desadaptativa, sino que hemos de aprender a producirla lo menos posible. No se trata de eliminarla siempre que surja, sino de no generarla tanto, cambiando nuestra relación con nosotros mismos y con las circunstancias por las que sentimos ansiedad.
Esperamos que este artículo te haya sido de utilidad para arrojar luz en cómo manejar la ansiedad. ¡Un gran abrazo!