La Inteligencia emocional sabemos que es un factor importante en la perpetuación o no, de problemas que tienen que ver con la salud mental. Es por ello, que cada vez más profesionales, la tenemos en cuenta como parte de nuestros tratamientos psicológicos. Por ejemplo, sabemos que la falta de regulación emocional influye en el desarrollo y mantenimiento tanto de depresión, ansiedad, obsesiones y manías, como de trastornos de la personalidad.
¿Qué es la Inteligencia Emocional?
La Inteligencia emocional, según Garaigordobil y Oñederra (2010), implica aprender a administrar las emociones a favor de la persona.
Se asocia con:
- Mayor ajuste psicológico y social (Mayer, Roberts y Brasade, 2008).
- Características personales positivas, como comportamiento prosocial, empatía, mejores relaciones familiares y de amistad, buena calidad de interacciones sociales, salud general y satisfacción en el trabajo (Lopes et al., 2004).
- Mejor salud mental, ya que correlaciona con menores niveles de depresión, ansiedad y estrés (Slaski y Cartwright, 2002; Tsaousis y Nikilaou, 2005).
Modelo de las cuatro ramas de Mayer y Salovey (1997):
Uno de los modelos más aceptados hoy día para explicar la Inteligencia emocional es el Modelo de las cuatro ramas de Mayer, Salovey y Caruso (2000). Estos autores dividieron la Inteligencia emocional en cuatro ramas básicas:
- Percepción, valoración y expresión emocional.
- Facilitación emocional del pensamiento.
- Comprender y analizar las emociones.
- Regulación reflexiva de las emociones para promover el crecimiento emocional e intelectual.
La explicación esquematizada de este modelo se puede ver en la foto de arriba.
¿Cómo se puede evaluar la Inteligencia Emocional?
Se disponen de diversos instrumentos para la evaluación psicológica de la Inteligencia emocional. El Cuestionario MSCEIT es hoy día uno de los más utilizados entre los profesionales, ya que se trata de una medida de la capacidad emocional del sujeto y se basa en el Modelo de las cuatro ramas.
Tras su corrección, el psicólogo clínico obtiene un perfil de Inteligencia emocional de la persona. Este test tiene una versión española que ha sido validada en nuestro país por Extremera y Fernández Berrocal (2009).
En ocasiones, al inicio del tratamiento psicológico, se administra este cuestionario a la persona, para fijar objetivos con él. Conforme va avanzando la terapia, se puede repetir para objetivar cambios en el perfil de Inteligencia emocional.
Referencias bibliográficas:
Garaigordobil, M., y Oñederra, J.A. (2010). Inteligencia emocional en las víctimas de acoso escolar y en los agresores [Emotional intelligence in victims of school bullying and in aggressors]. European Journal of Education and Psychology, 3(2), 243-56.
Extremera, N. y Fernández-Berrocal, P. (2009). Test de Inteligencia Emocional de Mayer Salovey Caruso. Madrid: TEA Ediciones.
Lopes, P. N., Brackett, M., Nezlek, J., Schutz, A., Sellin, I. y Salovey, P. (2004). Emotional intelligence and social interaction. Personality and Social Psychology Bulletin, 30, 1018-1034.
Mayer, J. D., Roberts, R. D. y Barsade, S. G. (2008). Human abilities: Emotional intelligence. Annual Review of Psychology, 59, 507–536.
Mayer, J.D. y Salovey, P. (1997). What is emotional intelligence? En P. Salovey y D. Sluyter (Eds.). Emotional development and emotional intelligence: Implications for educators (pp.3-31). New York: Basic Books.
Mayer, J. D., Salovey, P. y Caruso, D. (2000). Models of emotional intelligence. En R. J. Stenberg (Eds.), Handbook of Intelligence (pp. 396-420). New York: Cambridge University Press.
Slaski, M. y Cartwright, S. (2003). Emotional intelligence training and its implications for stress, health and performance. Stress and Health, 19, 233-239.
Tsaousis, I. y Nikolaou, I. (2005). Exploring the relationship of emotional intelligence with physical and psychological health functioning. Stress and Health, 21, 77-86.