El duelo es un proceso emocional multifactorial que experimentamos después de haber sufrido una pérdida significativa. Podemos vivir un duelo ante numerosas situaciones marcadas por la pérdida, la ausencia o la nostalgia. El fallecimiento de un ser querido, una separación, una ruptura, una mudanza, un cambio vital importante, la pérdida del empleo… Se trata de un proceso totalmente natural y necesario que, no obstante, puede ser difícil de gestionar psicológicamente.
Uno de los tipos de duelo más comunes es el duelo por fallecimiento. Este duelo puede ser especialmente difícil porque implica la pérdida de alguien muy querido y cercano. Síntomas como la tristeza, la apatía, la pérdida de motivación, la rabia, la ira o la negación son comunes y normales en este tipo de proceso psicológico.
Otro tipo de duelo es el duelo patológico, al que hacemos referencia cuando la duración del duelo supera la duración normativa (en torno a dos años) o se lleva a cabo de manera desadaptativa, al percibirse las defensas naturales de la persona como insuficientes ante esta situación. Normalmente el manejo emocional es muy complejo o, en el caso contrario, el duelo se considera inhibido o ausente.
El duelo por separación constituye uno de los principales motivos de consulta en psicología y psiquiatría. Este tipo de duelo se produce cuando alguien experimenta una separación de pareja o divorcio.
Como en todos los duelos, experimentar tristeza, sentimientos de soledad, incomprensión, dificultades para dormir o comer es algo completamente natural en esta circunstancia. Una variable destacable en esta situación que no tiene por qué estar presente en otros duelos, puede ser la duda obsesiva en torno al qué podría haber sido diferente si se hubiera actuado de otra manera, si se atendieron correctamente las demandas de la ex pareja, evaluar el grado de responsabilidad o culpa percibida en la problemática de la relación, entre otras.
La pérdida de un empleo o una ocupación profesional/formativa puede ser especialmente difícil de manejar debido a la sensación de incertidumbre y a la falta de estructura diaria. Es probable que la persona conecte con el fracaso, establezca comparaciones con personas de su entorno y se produzca una pérdida de autoestima.
Los cambios pueden provocarnos sensaciones de extrañeza, de escasa identificación o de arrepentimiento. Hablamos de cambios en la estructura vital cuando una o varias áreas de la vida de una persona se ven afectadas por dichos cambios: una jubilación, el nacimiento de un hijo, la mudanza a otra ciudad o país, entre otros.
Aunque estos cambios pueden ser emocionantes, también pueden ser acompañados de sentimientos de pérdida y tristeza, ya que significan dejar atrás una parte importante de la vida anterior. Además, puede haber sentimientos de incertidumbre y ansiedad sobre cómo se adaptará a los nuevos cambios.
Gracias por leer nuestro artículo sobre Duelo: Cómo lo experimentamos en las diversas situaciones de la vida de MentSalud.