Los trastornos alimentarios se diagnostican cuando la persona manifiesta una conducta disruptiva en la pauta alimentaria que afecta de manera negativa a su salud física y mental. Hablamos de anorexia y bulimia nerviosa, pica, rumiación, trastorno por atracón, entre otros.
Además de la clara afectación que se puede producir a nivel físico, los trastornos de la conducta alimentaria suelen acarrear serias consecuencias para la salud emocional y para la funcionalidad de la persona, en numerosas áreas vitales.
Por ejemplo, una situación social recurrente y cotidiana como, por ejemplo, salir a celebrar una comida o una cena, supone un verdadero reto para las personas que sufren un trastorno de la conducta alimentaria. La sintomatología suele caracterizarse por fijar la atención en el peso de manera excesiva, además de en la cantidad de comida ingerida, o el tipo de alimento, y la figura corporal. De hecho, el trastorno de la conducta alimentaria tiene una alta comorbilidad con la dismorfia corporal, un trastorno relacionado con la percepción exagerada de alguna parte de su cuerpo.
En ocasiones, la conducta alimentaria patológica consiste en no ingerir ciertos alimentos necesarios para el correcto desarrollo y funcionamiento del cuerpo, o, en algunos casos, no ingerir ningún tipo de alimento en muchas horas. Otras conductas alimentarias patológicas incluyen no comer nada sólido y sustituir las comidas o calmar el hambre bebiendo líquidos, generalmente hiperactivadores, como el té o el café. En los casos en los que la conducta es purgativa, la persona ingiere alimentos que trata de vomitar después, normalmente a escondidas. Como podemos deducir, estas conductas generan incomodidad a nivel social, por lo que los pacientes deciden a menudo excusarse para no acudir a ciertos eventos o mentir.
En este artículo vamos a definir los tres trastornos de la conducta alimentaria más diagnosticados en los servicios de Salud Mental, si bien existen otros trastornos de la conducta alimentaria, como la pica o la rumiación, que definiremos en próximas publicaciones,
Se trata de un trastorno alimentario que puede llegar a ser mortal y se caracteriza por un bajo peso, anormal para los parámetros considerados normales según la persona, el temor al aumento de peso y además una percepción que suele ser distorsionada de la figura corporal. Podemos distinguir entre anorexia purgativa o tipo atracón, cuando en los últimos 3 meses la persona ha tenido conductas de atracón o purga, y restrictiva, cuando estas conductas no han estado presentes en los últimos 3 meses.
La persona que padece de bulimia suele tener episodios de purgas y de atracones, que incluyen la sensación de perdida de control en la alimentación.
El paciente con bulimia suele comer una gran cantidad de alimentos y luego busca deshacerse de ellos de una forma que suele ser muy poco saludable, como el vómito, el ayuno, el ejercicio excesivo, entre otras.
En el trastorno por atracón observamos una ingesta de comida claramente superior a lo normal, sin conductas compensatorias posteriores. Este causa la sensación de pérdida de control sobre lo que la persona consume, es decir, la misma puede comer con mucha rapidez o puede consumir mucho más alimento de lo que necesita, incluso después de sentirse saciada. Los atracones pueden tener lugar incluso aunque la persona no tenga apetito.
Gracias por leer nuestro artículo sobre Trastornos de la conducta alimentaria de MentSalud.