La emoción tiene formas de manifestarse visceralmente, a través del cuerpo. Si bien a veces nuestras sensaciones corporales se asocian a nuestro estado psicológico, no siempre nos resulta fácil distinguirlas e identificarlas con un origen psicógeno. En los casos más extremos, podemos no identificar en absoluto estas señales corporales con antelación, produciéndose la somatización y provocando grandes dificultades a la persona en sus quehaceres diarios.
En el proceso de somatización aparecen gran cantidad de síntomas físicos sin causa fisiológica aparente que los explique. Suele producir dificultades a nivel sociolaboral, interpersonal y familiar. Generalmente se produce por angustia emocional, u otros síntomas de naturaleza emocional no expresados adecuadamente.
De hecho, cada vez más estudios señalan que la inadecuada gestión y expresión emocional puede desencadenar trastornos físicos o predisponer al cuerpo al desarrollo de ciertas enfermedades. En este sentido, incluso la Organización Mundial de la Salud señala que aproximadamente un 90% de las enfermedades pueden tener un origen psicosomático, relacionando la aparición de trastornos físicos con variables de personalidad, ciertas formas de gestión emocional, experiencias traumáticas vividas, etc.
Estos síntomas pueden manifestarse de muchas formas, aunque podemos englobar cinco grandes grupos de síntomas y signos:
Siempre es recomendable acudir al médico de cabecera para descartar patología física que explique los síntomas. Si no hay origen fisiológico, es recomendable acudir a un especialista en salud mental para comenzar a trabajar en este problema.
Gracias por leer nuestro artículo sobre La somatización: Cuando el cuerpo habla lo que la mente calla de MentSalud.