El tratamiento psicológico es una intervención profesional que se basa en la aplicación de técnicas psicológicas en un contexto clínico. Es llevado a cabo por psicólogos clínicos. Estos profesionales son los que están capacitados para utilizar técnicas específicas de evaluación (por ejemplo, entrevista clínica, test, cuestionarios, etc) y de tratamiento.
Los tratamientos que se aplican se consideran eficaces tras ser contrastados sus resultados en investigaciones científicas. Con ellos, el psicólogo trata de ayudar al paciente a comprender su malestar mediante un trabajo colaborativo, dotándole de estrategias para manejar sus síntomas y así reducirlos o eliminarlos. Así como fortaleciendo sus recursos o aspectos sanos para que pueda resolver los problemas de la vida diaria, evitando recaídas y en definitiva mejorando su calidad de vida.
El tratamiento psicológico implica, entre otras cosas, escuchar con atención al paciente, explorar cómo es su personalidad, descubrir con él aspectos personales, familiares, sociales, etc, desencadenantes o influyentes en el inicio y/o mantenimiento del problema que se presenta.
Consiste también en la aplicación del conjunto de técnicas psicológicas que se consideren más adecuadas para el paciente y que pueden ser emocionales, cognitivas y/o conductuales, como el entrenamiento en respiración o relajación, la técnica de la silla vacía, el entrenamiento en habilidades de resolución de problemas, la estimulación mediante movimientos oculares para la resolución de traumas, el entrenamiento en habilidades sociales, los ejercicios de mindfulness, etc.
El tiempo terapéutico son 45 minutos, aunque hay profesionales que dedican 60 minutos de duración en sus consultas. La frecuencia suele ser semanal aunque se puede fijar con el paciente, según su nivel de malestar, su tipo de problema y/o su deseo explícito de una frecuencia quincenal, etc. Es fundamental que el paciente esté motivado y se implique en su tratamiento porque de otra forma, técnicas consideradas eficaces es probable que no funcionen.
El tratamiento farmacológico no siempre es necesario en pacientes que acuden a tratamiento psicológico. Estos profesionales pueden dar la indicación al paciente de que acuda a valoración psiquiátrica en caso de que se considere necesaria la medicación, de cara por ejemplo a mejorar el estado de ánimo en una depresión grave, para poder trabajar a nivel psicológico.
El tratamiento psicológico está indicado en aquellas personas que tienen un nivel de sufrimiento elevado a causa de circunstancias vitales, acontecimientos traumáticos, dificultades en las relaciones sociales, problemas de pareja, conflictos familiares, etc.
También en aquellos casos en los que se presentan conductas desadaptativas que tienen consecuencias desagradables tanto para la persona como para su entorno. Tales como consumo de drogas, adicción al juego, obsesiones y manías, dificultad para estar solo en espacios abiertos, ingesta descontrolada de medicación, cortes en brazos, periodos de ayuno prolongado por miedo a engordar, entre otros.
Porque a través de la visión objetiva y profesional de un psicólogo clínico, la persona va descubriendo patrones de conducta desadaptativos que puede modificar, pensamientos erróneos que le acompañan y le hacen sufrir, y de los que puede prescindir, relaciones personales tóxicas de las que sería sano desvincularse sabiendo cómo hacerlo, emociones que no sabía que tenía de las que puede aprender sobre sí mismo y aprender a manejarlas eficazmente, puede disminuir niveles de ansiedad y estrés elevados, mejorar su estado de ánimo entendiendo el núcleo de su malestar, etc.
En la vida nos ocurren cosas agradables y desagradables. Desde la convicción de que ambas nos han acompañado y nos seguirán acompañando, y no están del todo bajo nuestro control, nuestra meta es ayudarte a que saques lo mejor de ti en función de tu historia de vida y circunstancias vitales actuales, para que tu proyección hacia el futuro sea la que tú quieras para ti y los tuyos.
Fdo. Marta Rubio, Ana Oñate, Carlos Martín y Beatriz Ruiz